sábado, 10 de agosto de 2013

Capítulo 1

'Nunca dejaremos de ser amigos, y lo sabes'. Esas fueron las palabras de Ross Lynch el día en que se enteró que se mudaría a Los Angeles, California, para que su hermano mayor realizara su carrera de actor. Ross estaba más que emocionado, se pasaba todo el día hablando sobre eso y pidiéndome que lo oyera tocar la guitarra para asegurarse de que por seguro algún cazatalento lo ayara, pues lo hacía muy bien. Luego de meses sin mi mejor amigo, yo, sentada en la cama de habitación mirando la televisión, me enteré de que habia una nueva banda integrada por cuatro chicos y una chica. Riker Lynch, Ross Lynch,  Ellington Ratliff, Rydel Lynch y.. Rocky Lynch. Mi perdición Rocky. ¡Diablos! ¿Qué era lo que tenía ese chico que me atrapó desde el primer segundo en que Ross me lo presentó.
Había algo en él, en su sonrisa, su forma de hablar, su hermoso cabello castaño, sus ojos.. definitivamente Estaba hechizada o algo así. Aunque nunca llegamos a nada ya que Rocky estaba perdidamente enamorado de una de las más populares modelos de allí.. Jennifer Mitchell. Esa maldita rubia teñida. Estuvieron juntos al rededor de dos meses y luego ella rompió con él, rompiendo también su corazón. Desde que formaron la banda han pasado ya casi cinco años, R5 ahora no es más una desconocida banda que empezó por la fama de un bailarín de Glee, sino que ahora son la banda más reconocida más reconocida en su área y además, con más visitas en su calor de Youtube. 
Hacía un año exactamente que no veía a ninguno de los cinco ni a sus respectivas novias y mis mejores amigas. Danielle DeBeró y mi queridísima rubia inteligente, Rydel Lynch. 

—¿Entonces dices que estás llegando? —suspiré cansada y reí.
—Sí, Rossome. Estoy a una cuadra —luego de un largo año separada de mi mejor amigo, Stormie, la madre de los Lynch, convenció a mis padres para que me dejaran ir de vacaciones durante un año a la casa de ellos.
—Bien, estoy esperándote en la puerta.
—¿Quieres calmarte? Debo colgar, no puedo llevar las maletas y hablar por teléfono.
—Espera no cuelgues, dime en dónde estás —suspiré cansada mientras tenía el teléfono entre mi hombro y mi oído y con mis manos arrastraba mis maletas.
—Voy a matarte por darme una dirección equivocada, Lynch —murmuré entredientes mientras miraba el suelo.
—Lo siento —pero esa voz había sonado fuera del teléfono. Levanté la mirada y ahí estaba, mi hermano de otra sangre. Lo observé durante unos largos segundos y noté lo diferente que estaba. Sus ojos brillaban de la manera que siempre lo habían hecho pero ahora su cabello estaba un poco más largo, su rostro ya no parecía el de un niño que conocí en el jardín de niños, ahora era un hombre. Su mandíbula se notaba mucho más cuadrada y su voz era mucho más grave. Había cambiado muchísimo—. Suélta esas tontas maletas y dame un abrazo, lo merezco luego de que me abandonaras casi por 3 años —reí y dejé caer las maletas al suelo. Me acerqué y me colgué de su cuello mientras que el me sostuvo de la cintura y me dio una vuelta en el aire. Reí.
—Ross, Dios. Como has crecido —hablé cuando pude recuperar el aliento y mis pies tocaron el suelo.
—Bah, suenas como mi abuela. Y tú —me miró de arriba a abajo y luego silbó. Golpee su brazo divertida—. Si no fueras como mi hermana podría comerte ahora mismo.
—Diu, eres un asco —tomó mis maletas y ambos caminamos lo que quedaba del trayecto hasta la casa que eran solo unos escasos metros. 
—Así que, ¿cómo está mi suegra favorita? —reí mientras recordaba como Ross solía llamar a mi madre 'suegra' aunque todos —incluidos nosotros— sabíamos que sólo éramos amigos.
—Molesta, igual que siempre.
—Amo a tu madre, ¿ya te lo he dicho? —levanté la mirada para poder verlo a la cara. Me llevaba más de diez centímetros de altura.
—La amas porque te acurrucabas en sus brazos cuando la tía Stormie te reprendía por alguna idiotez que habías hecho. Mi madre te malcrió. 
—Y a ti te malcrió la mia. No gastaba para mis regalos de cumpleaños ni la mitad de lo que gastaba para los tuyos. Esa mujer.. —murmuró las últimas dos palabras con rencor fingido y yo reí levemente.
—Uno de estos días vas a llevarme a verla, ¿cierto? También quiero ver a Gemma.
—Bah, otra molesta. Han estado insoportables desde que mi madre habló con la tuya y te dejaron venir. 
—Oh, son tan dulces.
—Bien, he ordenado lo más que pude. Así que si encuentras algo de ropa interior en el living, a mitad de camino u otra cosa, la culpa es de los mandriles que tengo de hermanos—ambos reímos y abrió la puerta dándome el paso para que entre. Pasé algo temerosa de con lo que podría encontrarme y al ver todo normal entré completamente. Miré a mi alrededor y el todo era realmente demaciado bonito. Un corto pasillo con algunos escasos cuadros abstractos, un pequeño mueble sobre el cual se encontraban varios juegos de llaves, y algunas que otras cosas, una pequeña alfombra de bienvenida y los colores de las paredes eran perfectos. Hermosa combinación para una casa infestada de hombres, bueno además de mi Delly. Un delicioso olor a incienzos se sentía en todo el ambiente.
—Pasa, te diré cual es tu habitación —asentí y dejé que Ross pasara delante para poder seguirlo. Pasamos por el living y subimos las escaleras. Lo ayudé un poco con las maletas y se detuvo ante la segunda puerta a la derecha del extenso pasillo. Abrió y pasó dejando las maletas dentro. Entré y me quedé boquiabierta observando la cantidad de espacio que había. Tenía un escalón que separaba la 'entrada' del resto del lugar, una gran ventana con vista a las calles transitadas de LA, un escritorio, una cama de dos plazas, un baño propio, espejos por doquier y un enorme armario empotrado en la pared a un lado de la puerta—. Bien, espero que sea de tu agrado. Puedes hacer los cambios que quieras, todo lo que necesites para sentirte como en tu casa.
—Wow, ¿a esto le llaman habitación? —me senté en la cama y observé todo a mi alrededor. 
—Supongo que querrás ducharte y desempacar, en unos minutos de seguro llegarán los chicos y la paz acabará, así que disfrútala mientras dure. Cualquier cosa que necesites, no cuentes conmigo —sonrió y cerró la puerta. 

Sonreí mientras negaba con la cabeza y suspiré. Vaya, era demasiado espacio para mi sola. Comencé a desempacar y a guardar mi ropa en el armario. Tomé lo que iba a usar, unas toallas y entré al baño. Era bastante grande, una bañera y todo reluciente. Mientras me estaba duchando pude oír un revuelo abajo así que supuse que serían los demás que habían llegado. Suspiré. ¿Cómo lograría vivir con cinco hombres? (Son 5, contando a Ratlifff) ¿Y mi privacidad? ¿Y mis momentos a solas? ¿Mis momentos femeninos? ¿Y cómo les explicaría que no estoy de humor porque ando en mis días? Mis mejillas se ruborizaron de solo pensar en cómo les diría aquello último. Tendría tiempo para adaptarme, además, eran mis mejores amigos, no chicos cualquiera. Vale remarcar que entre mis mejores amigos había un morocho que no era un amigo para mi.. yo lo veía como algo totalmente diferente. Aunque el único que lo supo fue Ross. Al salir de la bañera me cambié a algo cómodo y bonito, muy estilo, cepillé mi cabello castaño y lo dejé caer en ondas por mis hombros. Cuidaba mi cabello como si fuera oro, había esperado durante años tenerlo largo y ahora que me llegaba hasta la cintura era la chica más feliz del mundo. Delinee mis ojos y me puse perfume. Lavé mis dientes y entonces me sentí lista para enfrentar a esos hombres que hacía tres año no veía. Salí del baño y di un suspiro antes de abrir la puerta. Al salir miré hacia la izquierda y vi a Ryland que pasó corriendo tan rápido que ni me notó ahí.
—Mierda, Ryland. ¡Devuélveme mis pantalones! —miré hacia la derecha y aquel chico en boxers se detuvo a mitad del pasillo sin sacar sus ojos de los mios—. __________... —susurró casi inaludiblemente. Mis piernas flaquearon y sentí que iba a desmayarme. Mis pulsaciones se fueron por las nubes y podía sentir el calor subiendo a mis mejillas al notar que aquel rubio que me traía loca, vestía solamente con boxers. Bajé la mirada y traté de no reír—. Voy a matarlo, ¿quieres esperar cinco segundos? —asentí sin mirarlo y luego pude notar su ausencia. Levanté la mirada y traté de calmarme a mi misma. Todo estaba bien, es el mismo Ross de siempre, nada más que ahora luce el triple de sexy que antes, ya que la última vez que lo vi tenía casi unos 15 años y ahora es todo un hombre de 19. Un hombre que emana sensualidad y belleza por cada poro de su cuerpo—. Lo siento —se disculpó cuando salió de nuevo al pasillo ahora con unos jeans gastados, pero su torso aún seguía al descubierto. Era una enorme tentación mirarlo pero sería algo fuera de lugar considerando que hace mucho tiempo que no lo veo y que él tiene.. novia
—No es nada —contesté cuando me aseguré de estar lo suficientemente calmada como para hablar sin tartamudear.
—Vaya, hace tiempo que no te veía.. ¿meses? 
—Años —corregí como si hubiese estado contando los días desde la última vez que lo vi.
—Wow.. una eternidad. Te ves... —me rebajó lenta y dolorosamente mientras yo intentaba hacerme lo más pequeña posible—. mayor.
—Bueno, gracias.. supongo —rió y luego se rascó la nuca.
—Quiero decir, te ves bien —volvió a mirarme de arriba a abajo y yo sentí que iba a derretirme bajo su mirada.
—¡Hey, Rocky! ¿Qué pasa? ¿No vienes por los pantalones? —voltee y pude ver a aquel 'pequeño' rubio que solía ser mi compañía en los días de lluvia. Ryland y yo solíamos sentarnos en el living a comer palomitas de maíz y ver una maratón de películas románticas. Eso no puede hacerse con cualquier chico—. ¡¿____________?! 
—¡Ryland! —corrí hacia él y lo abracé por el cuello con todas mis fuerzas. Tuve que ponerme en puntillas para aquello, al parecer todos habían pegado un buen estirón.
—¡¿Pero qué rayos haces en este basurero?! —reí y luego oí aquella voz tan dulce y graciosa.
—Hey, tu también vives aquí, duende. Vengo a visitarlos, espero que no les moleste —informé con una sonrisa.
—¿Molestarnos? ¿Bromeas? ¡No he podido encontrar a otra chica para mi maratón de películas en días de lluvia!
—Ryland deja de mentir —ambos volteamos a ver a Rocky que estaba recargado sobre la pared del pasillo a unos metros detrás, de brazos cruzados y mirándonos divertido—. Has visto películas con Amy la semana pasada —hice un sonido de indignación y luego golpee el brazo de Ryland. Luego hablaríamos sobre esa tal 'Amy'.
—¡Hey! ¡Eso era algo nuestro! Me traicionaste, Ryry! —me crucé de brazos e hice el puchero que solía hacerle a mi padre cuando no me dejaba salir con mis amigas. Siempre funcionaba.
—¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento! —me abrazó y luego despeinó mi cabello—. Es que he estado un poco solo en ese sentido sin ti.. necesitaba llenar el agujero que dejaste con alguien más. No creía que volvería a verte.
—Oh, siempre eres tan dulce —pellizqué su mejilla y el sonrió como un niño de cinco años lo haría—. ¿Riker y Ratliff? —pregunté para ambos. Rocky elevó los hombros dejando en claro que no lo sabía.
—Están abajo con Rydel y Dani —me salió un grito ahogado mientras hacía a un lado a Ryland y bajaba las escaleras casi de a tres escalones desesperada. Entré al living y los cuatro se encontraban conversando animadamente. Grité y los cuatro se giraron para mirarme.
—¡____________! —gritó Danielle poniéndose de pie y corriendo hacia mi.
—¡Eres una desgraciada! —gritó Rydel también corriendo hacia mi. Las tres nos abrazamos mientras reíamos—. ¡Te has desaparecido durante todo un año y ni siquiera fuiste capaz de llamarnos! ¡Voy a matarte!
—¡Lo siento muchísimo! ¡Las adoro, no quiero volver a separarme de ustedes! —nos abrazamos durante unos segundos mas y luego nos separamos.
—¿Y qué hay para nosotros? ¿Ni un abrazo? —se quejó Ratliff. Reí y corrí hacia él tirándome encima suyo haciendo que ambos cayeramos en el sofá. 
—Gatito, ¡te extrañé tanto! —le dije mientras no lo soltaba y él reía.
—También te he extrañado, Hermosa —sonreí al oír aquel apodo que ya casi nadie me decía y luego me puse de pie para abrazar a Riker.
—Riker, te he extrañado tanto a ti también. Tus consejos, tu voz preocupada todo el tiempo —Riker era aquel 'padre' en el grupo. Era atento, dedicado, se preocupaba por todos y era muy educado todo el tiempo, aunque con nosotros ya no tanto.
—Bebé, también he extrañado tus travesuras, Solo mírate, Que edad tienes ya? 18, 19? —era como aquel hermano mayor que nunca tuve. Me separé de él y los observé a todos.
—Dios, este año será genial.
—¿Año? —preguntó la voz de Ryland acercándose. Voltee y lo vi caminando hacia mi mientras que Rocky se dejó caer en uno de los sofá.
—Sí, voy a quedarme durante un año —sonreí y todos me miraron sin expresión alguna—. Si es que están de acuerdo, claro.
—¿Cómo podría no estar de acuerdo de que una de mis mejores amigas pase todo un año entero aquí conmigo? —habló Danielle rompiendo el silencio.
—¡Un año entero conviviendo contigo! ¡Será genial! —gritó Ryland mientras me abrazaba emocionado. Rocky se dedicaba a mirarme fijo sin ninguna expresión y sin decir ni una palabra al respecto. ¿Estaba feliz o molesto porque yo me quedara un año aquí en su casa? Quizás mi presencia le molestaba pero sinceramente no me importaba. Iba a quedarme le gustara o no, y si no estaba de acuerdo se podía ir a vivir un año con su querida Jennifer. Suspiré con una sonrisa, definitivamente sería un año memorable.

Por Paulis y Camila

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